Dentro de mi familia hay una frase que cada tanto vuelvo a escuchar: “Lo que un niño hace de chico, probablemente sea la pasión de su futuro”. Me parece tan sorprendente como real —aunque siempre hay excepciones a la regla.
Ayer fue mi cumpleaños, lo que significa que desde el comienzo del día escucho nuevamente las historias de mi mamá del día en que nací y recuerdos de cuando era niña con mis hermanos. También se suman los relatos de mis tías contando actitudes y respuestas que tenía a medida que fui creciendo. Algunas de todas estas cosas las recuerdo, muchas otras no…pero sí me doy cuenta que desde chica llevo una vida bastante coherente, marcada por mis afectos, el arte y la lucha por una igualdad justa entre hombres y mujeres.
Todo eso, que yo pensé que lo fui moldeando y decidiendo a partir de mi adolescencia, ya estaba ahí desde mucho antes.
A los 4 años, presencié una charla entre mi mamá y sus hermanas sobre lo injusto que era que ellas tuvieran que organizar y limpiar todo para una reunión familiar mientras que los hombres solo se quedaban sentados en la mesa. Al escuchar eso, yo me paré sobre mi silla y les grité “libreees!”.
A los 6 le escribí una carta de amor a un amigo de mi hermano. Ahí descubrí el efecto que provocaba en mí el acto de escribir así que empecé a pedir diarios íntimos, los cuales escondía y guardaba con candado.
A los 8 le pedí a mi otro hermano que me enseñara a dibujar y pintar como él. Nos pasábamos días completos con ellos y mi primo jugando, creando mundos. Tardes llenas de risas e imaginación.
A los 10 me di cuenta que una nena de la escuela estaba viviendo una injusticia y decidí defenderla a pesar de mi timidez. La consecuencia: perdí a mis amigas por un año. El desenlace: mis amigas se dieron cuenta que no estaba bien lo que estaba pasando, hablamos y todo se solucionó.
Sin dudas podría seguir enumerando cosas que hoy me hacen lo que soy, pero el final es el mismo. Una chica que trabaja jugando con colores y formas, que disfruta de una buena charla con un ser querido y que alza la voz cuando sucede una injusticia. A veces me parece muy loco haber llevado una vida tan marcada cuando mi día a día se siente pura confusión.
Supongo que la respuesta siempre esta ahí, con mi niña interior que me guía por dónde debería ir. Por eso, organicé una reunión con mis amigas para pasar la tarde haciendo pulseras, jugando con plastilina y festejando mi cumple con esa niñas que siguen siendo mis amiguitas.
Hoy todo lo que tenga un poco de color, libertad y autenticidad me sigue llamando. Ojalá eso siempre se mantenga.
GRACIAS X LEER :)
Espero que hayan disfrutado de esta rememoración de una geminiana sentimental y les haya invitado a conectar con su infancia.
Gracias nuevamente por estar ahí abriendo estas cartitas luwanistas, pueden dejarme comentarios acá abajo o por Instagram contándome qué les pareció.
Que terminen la semana lo mejor posible y tengan lindo finde :)
Les quiere mucho,
Luwa 💛👩🏼🎨